Sufrimos un endurecimiento represivo en el que la norma es tratar a quienes se manifiestan o disienten a palos, con cargas, identificaciones, multas, detenciones e incluso con peticiones de gravísimas penas de prisión como a Alfon, a los anarquistas secuestrados el pasado 17 de diciembre o a un sinfín de sindicalistas. Esto responde a una falta de tradición democrática en la que el respeto a los ciudadanos y ciudadanas no existe. En lugar de servir al pueblo, de atenderlo o escuchar sus demandas, se le considera enemigo potencial, un sospechoso al que hay que abatir.
En el tercer Estado con menos delincuencia de Europa, que tiene más prisiones que hospitales, quieren llenar sus cárceles de disidentes, de dignos compañeros y compañeras de lucha.
Para justificar el endurecimiento de medidas represivas, que sucede ya a nivel europeo, no dudan en utilizar incluso el reciente atentado en la revista Charlie Hebdo. En París hemos visto a todos los líderes europeos pretender erigirse en paladines de la libertad de expresión y los valores democráticos mientras que, excusados en la lucha antiterrorista, aprueban leyes que convierten en terrorista a cualquier ciudadano.
Liquidar libertades y convertir derechos fundamentales en delitos, es lo que estas reformas pretenden institucionalizar. Con ello, el régimen da cobertura legal a la represión ya en marcha y garantiza la seguridad al bloque dominante: corruptos, especuladores, explotadores… La Ley de Seguridad Ciudadana y la Reforma Penal son en realidad leyes para la seguridad del régimen.
Estas leyes son una mordaza a las protestas sociales, con la Ley de Seguridad Ciudadana los escraches, las manifestaciones no comunicadas, el uso de imágenes de la policia o las ocupaciones de entidades públicas o privadas como forma de protesta, serán objeto de multas desorbitadas.
Asimismo, la Reforma Penal que convierte las faltas en delito castigará con penas de cárcel o antecedentes penales conductas propias de la protesta social como la resistencia pasiva, obstaculizar un desahucio o una detención, o difundir consignas que animen al desorden público. Se criminaliza a colectivos que no suponen un peligro para la sociedad, como activistas, inmigrantes y personas sin recursos, y sin embargo no se endurece el castigo contra la corrupción ni contra otros delitos cometidos sólo por quien maneja grandes cantidades dinero.
Con la Ley Mordaza las conductas que ahora se resuelven ante un juez por la vía penal, lo que te garantiza una serie de derechos a la hora de defenderte de las acusaciones de la policía, serán sancionadas por la propia policía bajo el dictado del gobierno del régimen. Adiós a la separación de poderes. La Ley Mordaza, además pretende dar cobertura legal a las llamadas “devoluciones en caliente” contrarias al derecho internacional de asilo.
La respuesta popular ante esta flagrante vulneración de derechos fundamentales, pasa por la firmeza ideológica, por desafiar al régimen monárquico, conocer nuestros derechos y que el movimiento popular no retroceda. Pasa por no caer en sus trampas de criminalización y por saber, de forma clara, que estas leyes están pensadas para proteger a los Urdangarines y las infantas, a los de los sobres y las tarjetas black, a los empresarios que llenan esos sobres, a los de los viajes a Canarias a costa de todos nosotros y nosotras, a las que hacen recortes criminales en sanidad y asesinan mascotas mientras esconden coches de lujo invisibles en el garaje.
Pero juntos vamos a combatir su represión, sus leyes mordaza, su condena a pagar la deuda y cada uno de sus ataques a los ciudadanos y ciudadanas. Vamos a seguir defendiendo nuestros lemas: PAN, TRABAJO, TECHO Y DIGNIDAD.
Somos la resistencia democrática y decimos que ¡NO PASARÁN!
CONTRA LA REPRESIÓN.
¡No a la Ley Mordaza y no a la Reforma Penal!
Marchas de la Dignidad 22-M
https://marchasdeladignidadmadrid.wordpress.com/