CGT en Acción “La frontera de la vergüenza”
Terminamos temporada hablando con Helena Maleno, defensora de los Derechos Humanos, periodista e investigadora especialista en Migraciones y Trata de seres humanos y autora de #MujerDeFrontera, un libro sobre la cruda realidad marcada por la violencia, pero también por el amor y la vida.
Javier Bauluz, Periodista y fotógrafo, su compromiso con la defensa de los Derechos Humanos ha marcado su trayectoria como profesional de la comunicación. Bauluz recibió en el año 1995 el Premio Pulitzer, junto a otros compañeros de Associated Press, por su trabajo fotoperiodístico en Ruanda.
Javier Baeza (Madrid, 1967) es el sacerdote encargado de la San Carlos Borromeo, la parroquia de Entrevías en Vallecas, a cinco minutos en cercanías desde la estación de Atocha. No lleva sotana porque cree que no necesita que una vestimenta le recuerde que es cura.
Último capítulo de la temporada, nos escuchamos en septiembre!…
La Frontera de la Vergüenza
Estamos ante un nuevo y especial programa de CGT EN ACCIÓN, nuevo por lo evidente y especial porque hoy vamos a tratar sobre un solo tema, “nuestras” fronteras, y el trato que se da en ellas -y más concretamente en nuestro país- a las personas que llegan hasta ellas intentando buscar una vida digna, en el mejor de los casos, o que directamente huyen del hambre, la guerra, las persecuciones y la muerte, etc., en muchas otras ocasiones.
Los temas que tratamos habitualmente en CGT EN ACCION son serios, graves, penosos para nuestras compañeras y compañeros: despidos, persecuciones, conflictos laborales, y aun así intentamos ponerle al programa una nota de humor, que nos haga más soportable la labor. Pero hoy no podemos, no tenemos el cuerpo para el mínimo atisbo de alegría. La gravedad del drama humano que estamos viviendo en nuestras fronteras marítimas no da posibilidad a ello.
Ignoramos cuántos muertos hay enterrados en nuestras aguas cercanas. Se calcula que más de 15.000 en los últimos 6 años… como si la magnitud incidiera sobre la cruel realidad de las innecesarias pérdidas de almas, como si se pudiera justificar una sola vida humana sacrificada.
Miles de seres humanos atraviesan desiertos, son atacados, explotados, robados y violados, especialmente son las mujeres y las niñas las que se llevan la peor parte de esta realidad impuesta por el sistema patriarcal que nos atraviesa a todos y a todas por igual.
A pesar de ello, la esperanza de llegar a una Europa de promesas inciertas, les empuja a lanzarse a la mar en esquifes miserables, en botes precarios, en artilugios que no permitiríamos a nuestros hijos ni embarcarse en las orillas de nuestras playas en pleno juego.
Quien cuente con la mínima empatía a sus congéneres puede imaginarse la situación de estas personas, su miedo ante el oleaje, en su embarcación sobrecargada, zozobrando, en algunos casos con sus hijos pequeños en brazos. ¿Os imagináis en esa situación? ¿A alguien le puede caber duda que estamos ante la urgente necesidad de prestar auxilio a estas personas? ¿Algún ser humano que se precie de serlo puede anteponer a esa tarea la de controlar una falta administrativa? ¿Nos imaginamos que nuestros hijos adolescentes intenten llegar nadando a una costa, agotados por el esfuerzo, y sean recibidos a balazos de goma?…
Ante esta realidad, que muchos conocemos muy bien, algunos en nuestro país miran hacia otro lado, o lo que es peor aún, “trabajan” a la contra para ponérselo todavía más complicado como si los únicos que tuviéramos derechos fuésemos los europeos, los ciudadanos y las ciudadanas del primer mundo.
La opulenta Europa, la hoy rica España, les empuja a ello. Da negocio a las mafias del trato de personas y a las redes del tráfico de mujeres. Desde nuestro primer mundo “explotamos los recursos naturales de sus países” y luego convertimos a sus habitantes también en mercancía de usar y tirar. Si llegan después de todo el sufrimiento, de todo el horror visto y sufrido, les espera la explotación en nuestros campos, sin papeles, sin derechos, al capricho del amo. A muchas mujeres les queda la “suerte” de ser juguete sexual de nuestros “machotes”, (estos que niegan, por ejemplo, que exista la violencia de género y que se haya cobrado en los últimos 15 años la vida de más de 1000 mujeres solo en el Estado español). Mujeres (incluso si están embarazadas) y niñas cuyos cuerpos no valen nada, que se convierten en mujeres a la fuerza porque se les roba la etapa más sagrada de cualquier ser humano: la niñez.
Frente a la miseria de una parte de la sociedad que ve en el más débil el elemento culpabilizador de sus carencias, el perfecto objetivo para paliar sus miedos, y el silencio cómplice de otra parte, apenas, el trabajo solidario de algunas organizaciones humanitarias y de personas individuales nos da un atisbo de esperanza. Y entonces creemos que quizás no esté todo perdido. Lo contrario sería un futuro sin barreras para una sociedad sin corazón, sin alma, sin humanidad.
De todo esto y mucho más trataremos hoy en nuestro último programa de esta temporada marcada por unos meses de “extraña nueva normalidad” que se ha generado a raíz de la aparición de una nueva amenaza en forma de virus/enfermedad que se ha cebado y se sigue cebando, como siempre, con las personas más vulnerables de nuestra sociedad. Para hablar de todo ello contaremos con personas que hacen posible depositar aun fe en el género humano. La activista por los Derechos Humanos Helena Maleno es sin duda una de ellas. Precisamente por su valor, su generoso compromiso, su humanidad, ha pagado y paga un elevado precio. Pero también descubriremos con Helena más detalles de su último libro, que salió hace unos meses (en marzo concretamente) “Mujer de Frontera”. Su relato no deja lugar a dudas, ni de lo que está ocurriendo, de su valentía y sin duda de toda aquella gente que se juegan la vida para llegar a nuestras costas.
Tampoco podemos vacilar ante la imprescindible necesidad del despertar de las personas de bien, del compromiso con todos los seres humanos sin distinción de origen, raza, sexo, creencia… por ello también es un placer contar con nuestros compañeros y compañeras habituales, y especialmente con Empar (abogada de servicios sociales en el ayuntamiento de Aldaia), Ismael Furió (trabajador de Salvamento Marítimo), Aminara (falta ponerle que hace), Javier Baeza (párroco de la San Carlos Borromeo de Vallecas), Javier Bauza (fotoperiodista comprometido) … y con todos y todas las que hoy desde casa o desde dónde os haya tocado estar nos acompañáis un miércoles más.
Abordamos esta cuestión también desde el compromiso que tenemos como militantes de unas siglas, de CGT, una organización anarcosindicalista pero comprometida en la defensa de los derechos de todas las personas sin distinción. Es por ello que también enlazaremos esta realidad con la importancia de salvaguardar (nunca mejor dicho) un servicio público como es el que prestan actualmente los y las profesionales de Sasemar. Una labor que justamente ha sido criminalizada cuando se ha tratado de ayudar a las personas migrantes en nuestras aguas.
No podemos olvidarnos de las políticas de los Estados de la Unión Europea, del silencio cómplice en demasiadas ocasiones de la Comunidad Internacional, y por supuesto de los Gobiernos y “representantes del pueblo” del Estado español. Las políticas de la UE en relación a la migración están, hoy sin lugar a dudas, enfocadas a la militarización de las fronteras. Estas, los muros que nos imponen para delimitar países y continentes, se han convertido en un negocio del que se lucran unos pocos, los mismos de siempre, a costa de muerte y represión. Nuestro “Mare Nostrum” es hoy uno de los mayores cementerios de seres humanos pobres del planeta.
Confiamos que hoy consigamos poner nuestro granito de arena en la difícil tarea de despertar conciencias para revertir la situación y poner fin al genocidio que se está cometiendo contra los más pobres y vulnerables, contra la gente de nuestra propia clase, la clase obrera. Esperamos también resistir al miedo que a veces es humano sentir cuando sabemos que ejercemos de David contra Goliat, de encontrar apoyos y de crear lazos de solidaridad y apoyo mutuo entre quienes estamos, nunca mejor dicho, “en el mismo barco”. Pretendemos que esta realidad que vivimos cada día en la frontera sur no nos vuelva indiferente, que la desinformación intencionada no nos deshumanice. Seguimos construyendo la carretera hacia la utopía, seguimos creyendo que otro mundo es posible y muy necesario. Sabemos que con voluntad se puede cimentar otro mundo donde las personas estén en el centro.
Empezamos.
Música:
1. Clandestino (Manu Chao)
2. Vientos del sur (La Fuga)
3. Paisa (Reincidentes)
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