Se confirma el cierre definitivo de la línea de tren que une Cuenca con Utiel, cerrada de manera provisional desde el 8 de enero por la tormenta filomena, y la desidia de la Administración.
Esta semana se ha anunciado el cierre definitivo de la línea férrea que une Cuenca con Utiel, sin servicio ferroviario desde enero, y en la que se estableció un servicio sustitutivo en autobús, desde el 5 de abril. Este anuncio, salpica a otro tramo comprometido, y que ahora todavía mantiene el servicio, como es el de Aranjuez a Cuenca.
Desde el 25 de noviembre de 1947, en que se unió el último tramo de esta línea en Enguidanos, esta infraestructura ha sido vertebradora de los territorios por los que pasa, contribuyendo al desarrollo social y económico.
En los últimos 35 años, las inversiones han sido prácticamente nulas y su progresivo deterioro ha significado una constante reducción de servicio y calidad del mismo.
El nulo mantenimiento ha llevado a que los tiempos de viaje hayan aumentado de manera determinante, ya que entre Valencia y Madrid, hasta su cierre, el tiempo de viaje era superior a 7,40h, muy superior a las 4,20h que tardaban los trenes TALGO y TER en los años ochenta por esa misma línea.
El 1 de enero de 2020, 147 estaciones en toda la red ferroviaria, se quedaron sin personal, entre ellas, varias de la línea Aranjuez-Utiel, con lo que ello comportó en cuanto a seguridad y calidad del servicio, sobre todo en información, salas de espera, wc, etc.
Unos días más tarde, y según acuerdo de investidura del actual Gobierno, este se comprometió a reabrir las estaciones, aunque, solo lo hizo en 27 de ellas, incumpliendo claramente el acuerdo, dando una nueva vuelta de tuerca a la asfixia que sufren las zonas rurales y poco pobladas de la “España Vaciada”
En 2013, la frecuencia de trenes entre Valencia-Cuenca-Aranjuez, era de 4 por sentido, pero, con la entrada de las Obligaciones de Servicio Público (OSP) en junio de 2013, se suprimieron 40.000 trenes anuales en toda la Red, quedando la frecuencia en 3 por sentido. Con la llegada de la pandemia, se dejó solo un tren por sentido.
Restablecida la “nueva normalidad”, la frecuencia quedó en dos servicios por sentido, pero, solo hasta la llegada de la borrasca “Filomena”, que paralizó el servicio, al igual que en buena parte de la Red Ferroviaria, pero, solo en esta línea se mantuvo la supresión del servicio.
El tramo de línea entre Utiel y Cuenca es el que peor se encuentra de todo el Estado español, por el que se circulaba a 60 km/h por el mal estado de la infraestructura, con limitaciones temporales de velocidad a 20 y 30km/h y en la que no se ha invertido ni un euro desde hace décadas, lastrando el tiempo de viaje entre estas dos poblaciones, a más de 2,10h, y a más de 4,15h, desde Valencia a Cuenca.
En esta línea, se transformaron decenas de estaciones en apeaderos, condicionando los cruces de trenes, que debían esperar hasta 45 minutos en caso de retrasos, para realizar los cruces con los trenes que circulan en sentido contrario. Además, el cierre de estaciones intermedias, mantenía los cantones ferroviarios más amplios todavía, teniendo que reducir el servicio hasta convertirse en prácticamente testimonial.
Desde CGT, reivindicamos la reapertura y rehabilitación de la línea, así como, medidas encaminadas a ampliar el servicio ferroviario. El ferrocarril es un motor económico determinante, que se le está negando a esos pueblos y ciudades, que vertebra el territorio y contribuye al enfriamiento del planeta, no solo por el transporte de viajeros/as, sino, también, por el de mercancías.
Además, la rehabilitación de esta línea es perfectamente posible, ya que, con una mínima inversión, si la comparamos con las distintas obras faraónicas realizadas para la alta velocidad, podría dar un servicio imprescindible a las comarcas de interior.
Para ser prácticos, solamente con las traviesas que hay almacenadas desde hace décadas en la estación de Utiel, o las 294.000 traviesas, en perfecto estado, que se cambiaron entre Valencia y Castelló por motivo de la implantación del tercer carril, se podía haber renovado la línea hasta Cuenca.
Con el plan presentado por el MITMA, se pretende blanquear la situación de deterioro y cierre de la línea, con supuestas medidas de ahorro y mantenimiento del servicio, que disfrazan una política de disminución de servicios públicos y reordenamiento territorial, liberando terrenos para la construcción y la especulación.
Los gráficos presentados dibujan una realidad torticera e intencionada, comparándola con servicios ferroviarios que no tienen nada que ver, o justificándola con necesidades y reivindicaciones que no se corresponden con las realizadas por la ciudadanía, que aboga de manera muy mayoritaria por el mantenimiento del servicio ferroviario y la rehabilitación de la línea.
Además, en este informe se denotan unas enormes contradicciones, como la rehabilitación de estaciones y apeaderos que se han deteriorado en los últimos 35 años, con cierres de estaciones, puertas y ventanas tapiadas e incluso derruidas, mientras tenían servicio, para ser ahora rehabilitadas cuando ya no haya circulación de trenes.
También queremos denunciar la hipocresía política que supone anunciar medidas para paliar el deterioro de la España Vaciada, mientras se realizan políticas en sentido contrario.
Desde CGT no vamos a desistir en esta lucha, y vamos a conformar un frente común, para demostrar la viabilidad de la línea y la necesidad de mantener el servicio ferroviario.