[Francia] La noche de l@s indignad@s
En Rennes, sobre el asfalto grumoso de la explanada Charles de Gaulle, bajo los focos fríos de las farolas, se va construyendo un pequeño nido. Una auténtica provocación contra las reglas del urbanismo, una gota de esperanza en una charca de mierda.
Sobre una pequeña tarima hecha con palés, de pie, sentad@s, a cuclillas, se viene aquí para batir el verbo, a remover el concepto, agitar soluciones, proposiciones. Hace tres días que el movimiento ha empezado, como en otros lugares de Francia. Un batiburrillo de ideas. Zigzagueando entre las comisiones, los talleres, los círculos de discusiones, las iniciativas, el transeúnte encuentra aquí una energía singular, una energía que proviene directamente de la desnudez del ciudadano, del cuerpo de personas modesta, pero efectivamente reunidas.
Un tipo repite cada noche, como una especie de invitación personal, que está contento de estar aquí, que ya no tiene por qué “gritar entre sus cuatro paredes”. Tiene razón. Acierta. Y tiene razón porque acierta, aunque tenga que repetirlo una y otra vez, hasta que este movimiento se extinga o se transforme en una marejada ciudadana e idealista, con toda su potencial belleza. La noche de l@s indignad@s (Nuit debout en francés, que significa literalmente “noche de pie”, NDT), es como una especie de tercera parte de una disertación viva. Las ideas abundan, hormiguean, se entremezclan, se entrechocan. Lo que pasa es que aquí van tejiéndose al hilo de las discusiones, no permanecen pudriéndose sobre una hoja de examen. En efecto, se ha decidido proponer y establecer una Constitución en una de las asambleas. “Lamentable”, “ridículo”, “no vale la pena”, dirá el pesimista. ¿Pero acaso no debemos, antes de construir, comenzar por poner nuestras percepciones respectivas de acuerdo? Aquí, cada uno es consciente tanto de su capacidad de actuación como de la fragilidad de su humanidad. Así que nos estrechamos los codos, la voluntad se consolida gracias al acuerdo mutuo. Y fundamos.
“Agitar las manos haciendo círculos sobre la cabeza : estás de acuerdo. Cruzar los brazos : no estás de acuerdo. Mover las manos hacia arriba, de manera repetida : ¡habla más alto! Dibujar un triangulito sobre la cabeza : cálmate”. Estas y otras pequeñas indicaciones se encuentran, esquematizadas en un cartel, al lado de la Asamblea General, como signos para que el debate fluya. Los que hablan con soltura toman el micro. Los más tímidos hacen llegar sus ideas sobre un papel a los más ambiciones, a los más solidarios. La toma de palabra circula, y aunque las comisiones se consolidan y se vuelven más eficaces, nadie dirige este movimiento. Poco a poco van conociéndose las caras, se aprende a respetarlas, a escucharlas, a leer sus gestos. Sí, vamos poco a poco conociendo cada rostro, pero ninguno emerge de la estructura, ningún cabecilla se destaca, porque las reglas se establecen mediante el consenso, como una auténtica defensa contra la demagogia. Auténtica escuela democracia, de democracia verdadera, de democracia directa.
Lejos de los despachos bien lustrados del Elysée, lejos de los asépticos pasillos de mármol lujoso de la Asamblea Nacionak, la Noche de l@s indignad@s descubre algo que estaba ya presente desde siempre : y es que la política está aquí, y está por todas partes. Cuando estallaron las primeras manifestaciones contra la ley El-Khomri, la retórica de los “grandes” consistía en decir que el movimiento no era más que la expresión de una juventud descontenta, “desatada”, justamente porque tiene rabia. En efecto, ha sido fácil para todos esos analistas políticos ver en la movilización de los jóvenes unas simples ganas de liberarse de las obligaciones y coacciones, para desahogarse. Tan fácil como ver en ella un recreo protestatario en la calle. ¿Quién no ha dicho con cinismo que todos esos estudiantes no estaban en la calle más que para “pelarse las clases”? ¿Por qué no decir entonces que los trabajadores también se manifestaban para “pelarse el trabajo”? Hoy me divierte, pensando en estos acontecimientos y en las reacciones pútridas y faltas de sentido, que todos esos políticos, por no “pelarse la política”, se están pelando la vida.
Por supuesto, a-partidario : ninguna bandera sindical o política cubre el horizonte de la Asamblea : aquí, cada cual habla en nombre propio, o en nombre de la comisión a la cual pertenece. Por eso, a-partidario, sí, pero no a-político. El movimiento es fundamentalmente político -¿cómo no serlo?, y toma conciencia de ello con cada palabra. Se viste con el manto de una política desde hace tiempo descarriada, reducida desde hace tiempo a la mano que hace caer el boletín en la urna, una política dibujada en la mente de la gente como algo inaccesible, como algo que le está exclusivamente reservado a los “competentes”, a los “expertos”, cuando no se trata sencillamente de asociar el “traje de chaqueta” con “político”. En esta plaza ayer austera, transformada hoy y acogedora, se constata, con amargura a veces, con asombro otras veces, que ser ciudadano no es sólo esperar una noche de marzo o abril los resultados de las elecciones delante de la tele. Por lo tanto, actuamos, intentamos construir, y lo conseguimos, balbuceando. Es un movimiento que balbucea y, precisamente porque balbucea, es bello. La Noche de l@s indignad@s es hermosa porque emana por fin de un pueblo que se rencuentra, que se crea como tal, como sujeto de su propia acción. La Noche de l@s indignad@s es legítima porque se halla en sus primeros pasos y que, inconscientemente, esta voluntad ingenua y tan profundamente humana de permanecer a escala humana se convierte en la tela de fondo del movimiento. En fin, la Noche de l@s indignad@s suena y desvela su sentido ante la mirada de aquellos que se atreven a acercarse a ella, porque llega directamente de las entrañas del pueblo : federa las esperanzas y los sueños de los ciudadanos que han comprendido que no podemos construir el mundo cada uno por su lado.
Así que amig@ de Rennes, amig@ simplemente de donde quiera que seas, vente a dar una vuelta por la Noche de l@s indignad@s, ven a construir, ven a soñar, ven a contestar, ven a debatir, ven a vivir en colectivo.
MG
Traducción: LM
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