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Inestabilidad y precariedad laboral, la seña de identidad de las ETT

Inestabilidad y precariedad laboral, la seña de identidad de las ETT

Hay casos, como el de José Manuel Navarro, en el que se llega a acumular más de 65 contratos en 50 empresas diferentes, sin posibilidad de conseguir un contrato indefinido.

Hace más de 25 años que se aprobaron en España las empresas de trabajo temporal, conocidas como ETT. Concretamente, en 1994 el Gobierno socialista de Felipe González aprobó una reforma laboral en la que legalizaba la figura de este tipo de empresas.

Las ETT basan su actividad empresarial subcontratando trabajadores y muchas de ellas, como es el caso de Adecco, lo hacen bajo un convenio propio que tiende a precarizar a los trabajadores que prestan servicios en estas empresas.

José Manuel estudió Derecho, tiene 37 años y lleva toda su vida empalmando contratos a través de empresas de trabajo temporal y multiservicios, sin haber conseguido hasta la fecha ningún trabajo indefinido.

Su primer trabajo a través de una ETT fue en el año 2010 y, a día de hoy, ha trabajado en más de 50 empresas y acumula 65 contratos de trabajo a lo largo de su vida laboral, aunque actualmente lleva cuatro años en paro y vive de la renta mínima de inserción que recibe de la Comunidad Valenciana, que suma la cuantía de 630 euros.

“Empecé a trabajar contratado por ETTs porque necesitaba el dinero y estas empresas eran las primeras que te ofrecían trabajo. Nunca conseguí un trabajo fijo y mi contrato más largo fue de un año y cuatro meses trabajando para Sony, un sitio en el que estaba contento, pero en el que no pude continuar debido al modo de contratación”, explica a Público.

Inestabilidad y precariedad laboral

Aunque la llegada de estas empresas se entendió como un intento de acabar con el desempleo, la realidad es que este tipo de empresas contratan a miles de personas en España de forma precaria.

“En teoría, el trabajador deberá tener como mínimo los mismos derechos de los trabajadores que la empresa para la que están prestando servicios, aunque la realidad es que, en muchas ocasiones, al ser temporal contratan a personas por debajo del puesto para pagarles menos”, explica a Público la experta laboralista Marian Falcón.

“La realidad de los trabajadores que subsisten contratados por este tipo de empresas consiste en saltar de contrato a contrato sin ningún tipo de estabilidad laboral y personal”, explica el abogado laboralista Guillermo del Valle.

“He trabajado como vendedor, promotor, auxiliar de caja, reponedor… Me han contratado por días, incluso por horas descargando camiones y nunca me han ofrecido un contrato de empresa. Para que te hagas una idea, el mejor mes –hablando en términos económicos– de toda mi vida laboral ha sido cuando he ganado 1.030 euros netos y he tenido meses en los que he cobrado 40 euros y he tenido que complementar ese salario con dinero negro”, explica José Manuel.

Este modelo laboral lleva aparejado no poder tener ni el suficiente dinero, ni la suficiente estabilidad laboral como para lograr la independencia o cierto grado de tranquilidad en el día a día.

“He tenido que vivir en una habitación pequeña, compartiendo piso con siete personas, no he podido tener coche, ni irme de vacaciones y me quedará una pensión de mierda. En definitiva, he tenido que dejar atrás mi proyecto de vida”, lamenta José Manuel.

Precariedad y efectos psicológicos

Las personas con trabajos temporales y los trabajadores precarios pueden llegar a mostrar un peor nivel de salud mental que las personas en paro, según los resultados de un estudio desarrollado en 2010 por el profesor emérito de Psicología de la Universidad Autónoma de Barcelona Josep María Blanch.

En palabras del propio Blanch, “la situación de desempleo es una situación en la que la persona ha tocado fondo y es una situación de certidumbre. Peor imposible. Solo cabe esperar. Mientras que la situación de los contratados temporales precarios es la de que estoy mal y todavía puedo estar peor”.

José Manuel explica a Público que, a nivel psicológico, trabajar para una ETT es muy “desesperante”.

Yo no he necesitado tomar pastillas porque no he querido tomarlas, pero he vivido situaciones en las que muchas personas hubiesen necesitado tomar algo para sobrellevar el día a día”, asegura.

¿Hay alternativa a las ETT?

“Hemos llegado a tal punto en el que, o el Gobierno hace algo, o poco se puede hacer. El problema de las ETT no son únicamente las ETT en sí, es un problema institucional. Se ha permitido muchísima temporalidad y el verdadero problema es que las ETT y el fraude se retroalimentan”, cuenta la laboralista Mariam Falcón.

“En el momento en que se persiguiese, de verdad, esa temporalidad y se sancionase, las ETT no exitirían porque no tendrían negocio. Es importante no olvidar que el negocio de las ETT se ha generado sobre un fraude porque el 80% de los contratos que hacen no serían realmente temporales”, explica Falcón.

“Las ETT son una manifestación más de la precarización neoliberal del mercado de trabajo y la alternativa a ellas debe pasar por un modelo productivo distinto en el que no exista la permisividad ante estos y otros fraudes laborales”, explica a Público Guillermo del Valle.

“Lo que hacen las ETT es contratar a personas por debajo de su verdadero puesto. Algo que sale muy barato a las empresas y las ETT ganan dinero con ello. No puede existir esta permisividad por parte de los diferentes Gobiernos. Falta voluntad política y si no se dota a la Inspección de Trabajo con más medios, entre otras cosas, esto será imparable”, añade.

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