Un nuevo caso de barreras sociales levantadas por la ONCE de Carballeda: se le impide la reincorporación a la vendedora Luisa Oliva tras haberle tendido una “encerrona” en la que le concedieron una licencia sin sueldo por 10 meses
Octubre 26, 2017
La vendedora de Benidorm nació con una miopía magna degenerativa de 30 dioptrías y con un 10 por ciento de visión, es clínicamente ciega desde julio de este año, padece problemas de corazón, tiene dos hernias discales y está enferma de fibromialgia, además de los problemas de depresión reactiva y estrés “provocados por la Organización Nacional de Ciegos Españoles”
Ramón Serrano Suñer fue uno de los ministros más importantes de Francisco Franco. En tiempos de la dictadura era conocido por su germanofilia y filo-nazismo, lo que le llevó a ser un engranaje fundamental en el diálogo de España con Alemania para la entrada de la primera en la Segunda Guerra Mundial. Primero con su viaje a Berlín en el año 1940 y segundo, con su presencia capital en la reunión que Franco y Hitler mantuvieron en Hendaya, ambas saldadas con el mismo resultado: unas peticiones pretenciosas de España según el Führer y la prórroga de la decisión de la participación española en la guerra para el caudillo. Además, Ramón Serrano Suñer también fue conocido como el cuñadísimo por ser el cuñado de Carmen Polo, esposa de Franco. En 1938 fundó la ONCE con el propósito fundamental de mejorar la calidad de vida de los ciegos, deficientes visuales y discapacitados de toda España y ahora, a punto de cumplir 80 años en el momento más delicado de su historia, la Organización Nacional de Ciegos Españoles parece transitar por las mismas políticas de las que gustaba su fundador. Y ahora quien preside la ONCE es Miguel Carballeda.
Estas prácticas fueron denunciadas por Extraconfidencial.com en una serie de artículos publicados en noviembre del año pasado en las que se denunciaba el despido de un 10 por ciento de sus vendedores mientras sus dirigentes se reparten los puestos de confianza entre amigos y familiares, pérdidas desde hace 15 años y renuncia de su labor social en favor de su propio beneficio y un trato leonino de sus trabajadores: mínimos de 210 euros en ventas por jornada de trabajo, desigualdad y congelación salarial o pérdida de complementos. Dentro de este trato injurioso se incluyen las sanciones absurdas impuestas a los vendedores del cupón por tener “un agujero de unos tres centímetros en la tela del pantalón en la zona de la entrepierna”, como fue el caso de A.O.G. que denunció este mismo medio.
La doble cara de Miguel Carballeda
Hoy, un año más tarde, nos encontramos ante otro caso deleznable: el de la vendedora Luisa Fernanda Oliva Palomar perteneciente a la sección de Benidorm y que lleva toda una vida -31 años de sus 52-, trabajando en la empresa. Una trabajadora de ONCE que nace con una miopía magna progresiva degenerativa de 30 dioptrías y arritmias. Tras serle detectado un glaucoma, es diagnosticada como clínicamente ciega desde julio de este año según consta en su valoración oftalmológica. Ahora, espera una nueva exploración fisiológica de su corazón. Luisa está separada y es madre de dos hijos que han salido adelante gracias a la inestimable ayuda de sus padres, ahora nonagenarios. Además sus evidentes barreras físicas (a las que hay que sumar dos hernias discales y cervicales y una fibromialgia), no son las únicas que le han impedido desenvolverse normalmente y a ellas hay que sumar problemas psicológicos de estrés o depresión reactiva que la han ido apartando poco a poco de su trabajo. Su hijo Miguel Sánchez asegura que todos estos problemas han sido provocados por la “solidaria” ONCE ya que a Luisa la “han engañado o la han asesorado muy mal”, como nos comunican desde el sindicato CGT de la ONCE en Valencia.
En su caso vuelve a surgir el tema del mínimo de ventas que exige ONCE a sus trabajadores. En el momento que Luisa comienza a perder el escaso 10 por ciento de resto visual que tenía, debido al glaucoma, es sancionada con dos faltas por baja rentabilidad de 750 euros cada una. Desde 2012, “el artículo 67.c.8 del Convenio Colectivo califica como falta muy grave […] la venta sistemática por debajo del Mínimo Mensual de Ventas fijado en el artículo 47 del XV Convenio Colectivo de la ONCE, durante un período de dos meses consecutivos”. Este mínimo de ventas se cifra en una cantidad menor a los 210 euros por jornada de trabajo. Esto es lo que exige la ONCE a sus trabajadores para continuar vendiendo cupones y no perder el empleo, “da igual que vendan en un barrio periférico que en la Puerta del Sol”. Si los vendedores no cumplen estos mínimos se enfrentan a sanciones como la suspensión de empleo y sueldo de siete a treinta días; traslado a otro puesto o zona de venta, fuera de la localidad, y dentro del ámbito del mismo Centro Directivo, sin derecho a la compensación prevista dispuesta en el Convenio Colectivo; traslado forzoso fuera del Centro Directivo, también sin derecho a compensación; o en último caso, el despido.
Esta situación condujo Luisa a una larga baja por incapacidad temporal por depresión. En el momento de su reincorporación, los directivos de la ONCE volvieron a la carga amenazando a Luisa con el despido. En este momento la Organización le ofrece la opción de acogerse a una licencia sin sueldo.
Una licencia sin sueldo, ¿legal?
¿Qué es una licencia sin sueldo? Es una figura que no está regulada en el Estatuto de los Trabajadores, que según el XV Convenio Colectivo de la ONCE -el que se le aplica a Luisa-, puede ser solicitada por las personas que hayan cumplido al menos un año de servicios efectivos por un plazo no superior a dos meses cada año, pudiendo disfrutarse de un máximo de cuatro licencias anuales. El propio artículo apunta que “por razones verdaderamente excepcionales, podrán concederse licencias sin sueldo de duración no superior a un año”. Esta licencia garantiza el mismo puesto de trabajo tras su finalización y se debe avisar a la empresa tanto un mes antes del inicio de la misma como al final. De hecho, cuando la licencia no retribuida supere los quince días naturales de duración tendrá los efectos de una excedencia con reserva del puesto de trabajo, si bien no se computará a efectos de antigüedad. El Convenio Colectivo de la ONCE explicita que “las licencias no retribuidas serán solicitadas con antelación suficiente y serán concedidas si lo permiten las necesidades del servicio (…) Sin embargo, serán concedidas en todo caso cuando se soliciten para atender al cuidado de cónyuge, o familiares en primer grado de consanguinidad o afinidad, afectados de alguna de las enfermedades graves relacionadas en el Anexo del Real Decreto”.
Lo mismo apuntan desde el sindicato CGT, la licencia sin sueldo es una figura válida cuando el interesado debe ayudar a un tercero, una opción límite a la que se acogería alguien que debe realizar una tarea inexcusable y ya ha agotado sus vacaciones y sus días libres. El caso de Luisa no se identifica con ninguna de las opciones que plantea el Convenio Colectivo de la ONCE: ni cuidado de cónyuge, ni familiares en primer grado de consanguinidad o afinidad, afectados de alguna de enfermedades graves. “Cuando existen problemas físicos propios, el trabajador o la trabajadora lo que tiene que hacer es pedir una baja médica, porque para eso está la Seguridad Social”, ahondan.
Ante esta manzana envenenada, Luisa aceptó la licencia sin sueldo por dos meses ya que se encontraba en trámites de conseguir la incapacidad total para el trabajo habitual. Ella misma asegura que lleva tres años detrás de esa gran invalidez y reconoce que “una persona que está tardando en dar un ticket de cupón entre 4 y 9 minutos no puede estar en la calle porque no puede hacer su trabajo”. Tras estos dos meses la resolución que esperaba fue negativa y no fue incapacitada, por lo que se ha vuelto a iniciar el trámite de solicitud.
Todo el poder de la ONCE contra Luisa
Luisa denuncia que tras ese momento fue sometida a una “encerrona” desde la delegación de Alicante, tejida por José María Delgado y el jefe de ventas, Felipe Cremades, quien le dijo textualmente: “Luisa no seas tonta, vamos a pedir la licencia sin sueldo de 10 meses”. El gancho que le sirvieron en bandeja a Luisa era que “tú en cualquier momento puedes volver aquí y solo con decirnos que quieres volver a trabajar te reincorporamos”. La baza con la que juega la ONCE y que ocultó a Luisa es que “parece ser que cuando la licencia es de 10 meses necesitas hacer un escrito para incorporarte”. En el momento actual Luisa ha enviado cuatro escritos a la ONCE solicitando su reincorporación, así como siete partes de baja médica que han sido ignorados e incluso devueltos con el único pretexto de que Luisa tiene concedida una licencia sin sueldo hasta febrero de 2018. Ahora mismo Luisa está recibiendo por parte de su médico baja tras baja, pero no tiene retribución alguna porque “nadie cotiza por ella”. Son ya 8 meses sin cobrar ni un céntimo de la ONCE.
Tras la primera denuncia presentada por Luisa, Inspección de Empleo ha recomendado a la familia que, dada la ambigüedad del artículo 32, desde un abogado particular, se reclame que esa ambigüedad es de la que se sirve la ONCE para decidir si Luisa se reincorpora o no a su trabajo además de presentar evidencias de casos reales donde se ha permitido esta reincorporación tras una licencia sin sueldo a través de la presentación del escrito. “Conocemos otros casos donde sí se ha aceptado el escrito de renuncia a la licencia sin sueldo además de otros casos donde se ha concedido la incapacidad total (jubilación anticipada) por muchas menos patologías de las que tiene mi madre”, reconoce su hijo Miguel Sánchez.
Toda esta situación se resume en dos premisas: una general, denunciada desde hace tiempo por Extraconfidencial.com, y en la que se observa un interés económico de la ONCE por encima de su supuesta labor social y una particular que en este caso singular (uno de muchos), afecta a Luisa Fernanda Oliva Palomar: “Lo único que están haciendo ahora es arruinarme la vida”.
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