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Puri Eisman: “Que vienen los anarquistas”

Puri Eisman: “Que vienen los anarquistas”

Artículo de opinión de la Secretaria de Comunicación de CGT-PV publicado en el Diario Información

Puri Eisman

Existe un desconocimiento general alrededor del pensamiento anarquista y solo esta palabra produce cierto pavor a quien la pronuncia, debido a la escasa información que posee sobre ella. Pero este desconocimiento no es reprochable, porque durante muchos años esta ideología quedó secuestrada por la dictadura de este país y, por tanto, invisible en la historia y libros de texto.

La CNT (con un millón de afiliados en su día) junto con la izquierda formaron gobierno en este país, hasta que la derecha diera un golpe de Estado el 18 de julio de 1936. Nuestra intención no es contar esa parte de la historia, que sin duda conocemos, pero sí vemos necesario contar lo que se ha ocultado durante muchos años, para que no nos sigan engañando. Y lo que parece prudente es conocer un poco mejor el pensamiento anarquista, o por lo menos, para que cuando se refieran a alguien en particular, no se ponga por delante la palabra «presunto» como si de un crimen se tratara, y lo que es más grave, que no se persiga a nadie por ello.

Pero existen demasiados intereses por medio para que siga siendo la anarquía la gran temida y, por ende, desconocida. Este verano nos dirigirnos a la RAE pidiéndoles que hicieran una revisión de la definición de esta palabra, porque las acepciones que recoge el diccionario no corresponden a la verdad y creemos que, como institución, debe ser honesta y rigurosa y, además de preservar la lengua, debería enseñar y no confundir. Pero nos contestaron que ellos reflejaban la historia y no la iban a cambiar.

Pues remitiéndonos a la historia, en el siglo XIX, esa versión de anarquía, relacionada con el caos y el desorden, venía de los gobiernos corruptos y explotadores que, ante el auge que despertaba esta ideología, sobre todo entre intelectuales y la clase obrera, utilizaron de forma torticera todo tipo de adjetivos despectivos, para desprestigiar y frenar esa corriente. Durante ese siglo y el siguiente, fueron víctimas de múltiples acusaciones pagando incluso con sus vidas, atribuyéndoles, muy hábilmente, episodios violentos que jamás cometieron, como posteriormente quedó demostrado, así acababan con sus líderes, trasmitían el temor y lanzaban el mensaje que los anarquistas eran gente peligrosa.

Hoy, desde la transición española, en los momentos más difíciles, los gobiernos también han recurrido a los anarquistas como chivos expiatorios, para identificarlos con los peores males y así distraer a la ciudadanía respecto a los verdaderos problemas que ellos mismos generan.

La Ley de Seguridad Ciudadana (disfrazada con eufemismos) va dirigida a perseguir, atemorizar y criminalizar a una población cada vez más empobrecida, para inhibir su rebeldía y presencia en las calles, ante el Gobierno con más casos de corrupción conocidos en la historia de la democracia. También pretende perseguir a las ideas, como en la madrugada del 16 de diciembre, que como si de una película de acción se tratara, patrullas policiales entraron en domicilios y ateneos libertarios de los barrios de Barcelona, rompiendo puertas con cámaras en mano, para vincular al terrorismo, las acciones culturales que se vienen desarrollando en estos centros, y atribuyéndoles atentados con explosivos. Cómo debe ser la magnitud de estos atentados que ni siquiera nos hemos enterado. También dicen haber encontrado «libretas y libros». Con estas pruebas? va a ser que, efectivamente, eran anarquistas.

Otro ejemplo: el pasado viernes, en un barrio de Alicante, una patrulla de 7 policías irrumpió en una plaza procediendo a identificar y cachear a 16 personas que se encontraban charlando en pequeños grupos. Al preguntar por qué, un policía contestó: «Identificación aleatoria». Y como si de delincuentes se tratara, estas personas fueron cacheadas, identificadas y sometidas a esta humillación en plena vía pública.

El Gobierno sabe que la ciudadanía demanda otra forma de hacer política, no agresiva con las personas y más participativa en democracia directa. Que mucha gente, viene organizándose en colectivos y cooperativas auto gestionadas para evitar que especuladores metan sus zarpas y arruinen más vidas. Pero este movimiento soñador y libertario, ajeno al capitalismo no les interesa que prospere, por eso, como en tiempos pasados, no tardarán en crear alguna inventiva para frenar este avance. Los instigadores se irán de rositas, e incluso, hasta recibirán algún solemne y distinguido premio por tal hazaña.

La represión pretende poner a la defensiva a la coherencia, y va a ser que no. Como dijo Simone de Beauvoir «solo es libre quien desea la libertad de los demás».

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