Palestina nos duele y nos revuelve el estómago mientras nos encoge el corazón, porque simboliza la lucha de David contra Goliat. Su situación geopolítica representa un caso insólito en el planeta y su lucha dura décadas. La ONU, que tiene mucho que ver con esta guerra, muestra su incapacidad en timoratas resoluciones para incumplimiento de Israel que seguirá haciendo daño donde más duele, matando a niños y a la población civil. Siempre encontrará la excusa de que en ese hospital, colegio, playa bombardeada, había armamento militar o se encontraban terroristas de Hamas y con ese argumento pretende justificar y exculpar todos los asesinatos.
Pero además de la abandonada Palestina, otra abandonada, Siria, que representa de nuevo la incapacidad de la ONU debido al veto de EE UU y Rusia. Hoy se encuentra en ruinas por una guerra que dura más de dos años. Guerra que empezó de la primavera árabe, esos jóvenes que quisieron cambiar la dictadura de Al Asad. Hoy, lo que sabemos de ella nos viene dado de la propaganda estatal, pues son muchos los reporteros que han sido asesinados o secuestrados, mientras se cree que más de tres millones de la población siria han huido de su país.
Y cómo olvidar a Irak, invadida y masacrada con el falso argumento de las armas de destrucción masiva, hoy convertida en un infierno. Miles y miles de iraquíes están huyendo de la organización terrorista Estado islámico, que ha emprendido una cruzada contra los cristianos y otras minorías religiosas como los yazidíes.
También Libia, Líbano, Ucrania… unas en conflicto, otras en una guerra abierta, pero todas con un denominador común, invasión o lucha por implementar una doctrina, la que sea, es igual, ideológica, religiosa? Al final, la fuerza de la crueldad humana se impondrá para sufrimiento de civiles y para marcar a niños de por vida.
Pero la coincidencia de tanta destrucción no se produce de forma natural como la caída de la hoja. Debemos reflexionar sobre por qué el ser humano lleva tantos siglos estancado en lo que denominamos civilización. Posiblemente desde el salto cualitativo del homo sapiens no se haya producido tanta evolución y hoy, nuestra moral no sea la que corresponda al siglo XXI. El porqué, pese al desarrollo de algunos países, sean precisamente éstos, los que lideran e imponen, de forma interesada, el orden del caos, en crisis, guerras, invasiones y muertes, para sufrimiento de la humanidad.
Desde la CGT, organización sindical con un proyecto social y solidario, queremos denunciar estos crímenes contra la humanidad, señalando a los culpables para conocimiento y concienciación de la ciudadanía, para que nos preocupemos en tener una correcta información y no permitir ser manipulados, para que nos involucremos porque estamos dentro del mismo barco. El capitalismo severo es quien está detrás de tanta explotación y desolación en el planeta, en su constante búsqueda por el control económico de los escasos recursos de la Tierra. Toda la ambición de un selecto club que legitimamos dando el voto a títeres serviles.
Purificación Eisman
Secretaria de Comunicación de CGT-PV