El investigador y activista Carlos Taibo participa en las XXIV Jornades Llibertàries de CGT-València
Contra el Ecofascismo. Fue el título de la conferencia impartida en las XXIV Jornades Llibertàries de CGT-València (diciembre 2022, Centre Octubre de Valencia) por Carlos Taibo, profesor de Ciencia Política durante tres décadas en la Universidad Autónoma de Madrid. También Ecofascismo. Una introducción es el título de un ensayo del investigador y activista, editado en septiembre por Catarata.
En un contexto de emergencia climática y agotamiento de las materias primas energéticas, el Ecofascismo no consiste en “un proyecto negacionista vinculado con marginales circuitos de la extrema derecha, sino que surgiría, antes bien, en el seno de los principales poderes políticos y económicos”, destaca Catarata en la presentación del texto.
¿Pueden rastrearse antecedentes históricos del Ecofascismo? Taibo ha destacado en numerosas ocasiones uno de los libros del periodista y escritor alemán Carl Amery: Auschwitz, ¿comienza el siglo XXI? Hitler como precursor (2014, Ed. Turner); el Tercer Reich no debería interpretarse, según este ensayo, como una excepcionalidad histórica, ya que los fundamentos perviven en el seno de las sociedades contemporáneas.
Tal vez puedan constatarse en México efectos similares a los que implicaría esta forma de fascismo; según la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos (CMDPH), 28.943 personas fueron objeto de desplazamientos forzosos internos masivos en 2021 (la ONG contabilizó ese año en su informe 41 episodios de desplazamiento, de los que 31 estarían generados por la violencia de grupos armados organizados; 14 de los 41 episodios afectaron a población indígena).
Otro ejemplo mencionado por Taibo en el acto de CGT-València es el del pueblo palestino; así, en el contexto de la conmemoración –el pasado 14 de mayo- del 74 aniversario de la Nakba (“catástrofe”, en árabe), el movimiento BDS recordó que durante la Nakba “entre 750.000 y un millón de palestinos indígenas fueron expulsados de sus hogares y sometidos a una limpieza étnica a manos de las milicias sionistas y, más tarde, del ejército israelí, para establecer el Estado de Israel (…)” (fundado el 14 de mayo de 1948).
Las realidades mencionadas podrían relacionarse con las descritas por la teórica del feminismo y activista mexicana Sayak Valencia, en su ensayo Capitalismo gore (Ed. Melusina, 2010); el libro cita como ejemplo de esta modalidad de capitalismo la ciudad de Tijuana, en la frontera entre México y Estados Unidos.
En concreto, la autora se refiere “al derramamiento de sangre explícito e injustificado (…), al altísimo porcentaje de víctimas y desmembramientos, frecuentemente mezclados con el crimen organizado, el género y los usos predatorios de los cuerpos, todo esto por medio de la violencia más explícita como herramienta de necroempoderamiento”.
Escritor, editor y docente jubilado, Carlos Taibo publicó en abril El decrecimiento explicado con sencillez; en 2020 la quinta edición de Colapso. Capitalismo terminal, transición ecosocial, ecofascismo y en 2019 Ante el colapso. Por la autogestión y por el apoyo mutuo. En las XXIV Jornades Llibertàries ha destacado el impacto de la actividad y el consumo humano sobre la naturaleza, medible a través de la huella ecológica (Según WWF, la huella ecológica media mundial se situaba en 2,5 hectáreas globales por persona en 2020, frente a una biocapacidad de 1,6 hectáreas globales por persona).
Pero los impactos negativos en el planeta no se producen de manera uniforme; de hecho, cerca del 60% de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) provienen de una decena de países, mientras que los 100 países menos emisores son responsables de menos del 3%; el sector energético representa cerca del 75% de las emisiones globales, seguido por la agricultura (estadística Climate Watch, de la ONG World Resources Institute).
El Informe sobre la Brecha de Emisiones-2022 de Naciones Unidas apunta, además, que en 2020 el promedio global de emisiones de GEI per cápita se situó en 6,3 toneladas de CO2 equivalente (tCO2e); sin embargo, en Estados Unidos fue de 14 tCO2e; en Rusia de 13 tCO2e; en China de 9,7; tanto en Brasil como en Indonesia de 7,5 y en la UE de 7,2; por otra parte, países como India registraron niveles muy inferiores (2,4 tCO2e).
Ante este panorama, Taibo plantea una alternativa de carácter “decrecentista” y “libertaria”, que incluya la “desurbanización” y la “reruralización” de las sociedades; constituiría otro factor importante la “destecnologización”, que tiene entre otros referentes al filósofo anarquista –adscrito a la corriente primitivista-, John Zerzan; en una de sus obras –El crepúsculo de las máquinas (2016)- el pensador y activista –crítico de la civilización, la globalización y la industrialización- sostiene que la humanidad se ha visto sometida a un proceso de domesticación creciente, para adaptarse a la ciudad, las nuevas tecnologías y el trabajo.
Otra de las propuestas enumeradas es la de “despatriarcalizar” las sociedades (“al ritmo de progreso actual nos puede llevar cerca de 300 años alcanzar una plena igualdad de género”, constata un informe de ONU-Mujeres presentado en septiembre); y asimismo de “descomplejizarlas”.
Vinculada al Decrecimiento, una pauta de cómo podría desarrollarse la “descolonización” fue detallada por Taibo en el libro Anarquistas de ultramar (Catarata, 2018); el texto subraya que tres reivindicaciones básicas del anarquismo del siglo XIX en Europa –la autogestión, el apoyo mutuo de Kropotkin y la democracia directa- las practicaban desde una época muy anterior poblaciones indígenas de Asia, América, África y Oceanía.
En cuanto a la “desmilitarización”, el también autor de los libros En la estela de la Guerra de Ucrania, publicado en octubre; y Rusia frente a Ucrania. Imperios, Pueblos y Energía, del que apareció una edición nueva en febrero, propone la lectura del llamamiento social emitido por el Grup antimilitarista Tortuga, así como colectivos diversos y personas independientes, publicado en noviembre por el colectivo Kaos en la Red; titulado Contra todas las guerras, contra todos los bloques, el manifiesto concluye con tres proclamas: “Gobierno (español), UE y OTAN nos arrastran a la miseria y la guerra”; “Contra el militarismo y los imperios: ni Putin ni OTAN” y “Gastos militares para usos sociales”.