Resolución del Comité Confederal de la CGT sobre el conflicto bélico entre Ucrania y Rusia
Con profundo dolor asistimos una vez más a la invasión y devastación de un país por una gran potencia militar. El ejército ruso ataca Ucrania, destruye sus ciudades, mata a cientos o miles de sus habitantes y empuja al exilio a más de tres millones de mujeres, niños y ancianos, mientras los varones en edad de combatir permanecen sujetos a la leva forzosa del ejército ucraniano y el control de las milicias nacionalistas.
Ninguna causa puede justificar esta matanza ni excusar a sus responsables criminales. Del mismo modo que ningún motivo ni excusa alcanzan a legitimar el horror de las múltiples guerras actuales, más allá del ejercicio de autoritarismo que promueven los Estados con afanes imperialistas y los poderosos de toda clase contra el planeta entero y sus habitantes. El camino de remilitarización y extensión de operaciones bélicas alrededor de Europa se ha sufrido antes especialmente en África y Oriente Medio. Millones de muertos en Siria, Libia, Irak, Afganistán, Palestina, Yemen, Somalia… y un largo etcétera de crímenes contra la humanidad provocados por el belicismo imperialista. Los asesinos de ahora en Ucrania, al igual que sucede en Palestina, Libia, Sáhara o Kurdistán, no podrán gozar jamás de una victoria segura, pues en la historia de la humanidad a toda injusticia sigue siempre el clamor insomne por la libertad de los oprimidos de uno y otro bando.
Desde CGT manifestamos nuestra más enérgica repulsa a la agresión del gobierno ruso contra las gentes de Ucrania y a la catástrofe de la que somos testigos. Todo ello, con un doble objetivo inmediato. En primer lugar, para intentar parar la guerra y los bombardeos sobre la población civil y participar, en la medida de nuestras fuerzas, en la solidaridad activa con el pueblo ucraniano. En segundo lugar, para denunciar la maquinaria de guerra que está en marcha y movilizarnos hasta liberarnos de ella en todo el planeta.
Denunciamos la hipócrita política de bloques imperialistas, por un lado EEUU, la U€ y la OTAN y por el otro el sátrapa Putin y la oligarquía rusa. No olvidamos que la causa primera de la guerra, de las más de veinte conflictos bélicos que ahora mismo asolan otros tantos países, es la necesidad de sostener el régimen político-económico capitalista que aboca a la destrucción de la biosfera y sus habitantes, arruinando la geografía planetaria.
La CGT es una organización sindical internacionalista que está contra todas las tiranías, pues lucha por el fin de toda opresión y explotación en cualquier lugar del planeta que camufla la responsabilidad de sus crímenes tras un infame anonimato.
Unos crímenes sobradamente conocidos, pues alcanzan magnitudes pavorosas e inocultables: 2.500 millones de habitantes de este planeta viven en condiciones inhumanas. 800 millones padecen hambre y doscientos millones de ellos morirán este mismo año antes víctimas de la pandémica miseria. Cada día de este año, más de 30.000 niños han muerto víctimas de la desnutrición y la desatención. El mismo número que morirá mañana y también pasado mañana. Y así sucederá cada día que pase antes de que hagamos caer este tiránico régimen económico-político.
No vamos a aceptar la receta de los gobiernos neoliberales europeos, incluyendo la del Estado español que exigen el sacrificio de la población, llamado eufemísticamente “Pacto de Rentas”, que viene cargando con los golpes de crisis cada vez más recurrentes en forma de pérdida de poder adquisitivo, niveles de pobreza, desigualdad creciente y desahucios. Los salarios reales en España llevan perdiendo poder adquisitivo de forma casi ininterrumpida desde 1979 y de manera pronunciada desde 2010. No podemos seguir aceptando esta deriva propiciada por todos los gobiernos y la connivencia de los sindicatos del régimen, exigimos un aumento de los salarios que permita sostener el del coste de la vida. Además, este sacrificio exigido no tiene un correlato en la asunción de costes para las élites económico-armamentísticas, al contrario, hoy los grandes conglomerados de la energía y de la industria de la guerra muestran los mayores beneficios en décadas.
Por otra parte, no podemos consentir las propuestas que se llevan por delante muchas de las esperanzas puestas en la lucha contra el cambio climático, posibilitando a todos los Estados, especialmente a los grandes bloques geopolíticos, una paralización de las medidas adoptadas globalmente en la descarbonización para conservar el planeta.
En este contexto se anuncia un aumento del gasto militar hasta el 2% del PIB. Desde CGT propondremos la objeción fiscal a los gastos militares como medida inmediata contra la escalada armamentística. Asimismo consideramos inasumible que, en este escenario, España aún no haya firmado el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares, TPAN. Es necesario acabar con la amenaza de la destrucción total que, como lamentablemente constatamos en estas fechas, es uno de los mayores riesgos a los que se enfrenta la humanidad. En unos meses se celebrará en Madrid la cumbre de la OTAN, una organización de remilitarización mundial que no tiene justificación para su existencia. Es inadmisible la celebración de esta, así como la participación de España en este espacio y la existencia de bases militares en este país.
En esta batería de propuestas para el desarme y frente la militarización de nuestras sociedades queremos apoyar los movimientos antimilitaristas de Ucrania y Rusia, así como las redes de apoyo mutuo que llevan a cabo compañeros libertarios, denunciar los alistamientos forzosos y establecer mecanismos de asilo para aquellos que elijan la deserción.
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